jueves, 29 de abril de 2010

Taller de redacción 1º ESO II

OTRA VERSIÓN DEL MITO DE ORFEO Y EURÍDICE

1.
    Orfeo era flautista callejero, pero también tocaba la lira. Orfeo tocaba tan bien que no solo podía amansar a las fieras con su música, sino que además hacía que las rocas y las piedras se movieran de su sitio y lo siguieran.
    Eurídice, la bella esposa de Orfeo, se fue al bosque para estudiar la naturaleza. Ella era estudiante de un instituto y sacaba muy buenas notas. Cuando estaba estudiando las serpientes, pisó una y la mordió. Orfeo fue al bosque a buscarla y amansó a las piedras y animales que encontraba a su alrededor. Llevó en brazos a su bella esposa hasta un hospital.
    Para quitarle el veneno hacia falta mucho dinero. Orfeo estaba triste, pensando que él era pobre y humilde. Pero de tanto pensar se le vino una idea: tocaría con la flauta por las calles y le darían dinero. Y así lo hizo, y cuando reunió todo el dinero fue al hospital.
    Le dijeron que ya era tarde. Él, llorando, dijo que si la podía ver por última vez. Allí estaban los dos, Orfeo miró su carita pálida. Se preguntaba una y otra vez “¿cómo que está muerta?”. La perdió para siempre. Orfeo no volvió a tocar ni la lira, ni la flauta. La vida de Orfeo sin Eurídice no era nada.
María Palacios Camacho. 1ºC

2.
    Además de ser rapero, Orfeo tocaba la lira tan bien que no solo podía amansar a las fieras con su música, sino además hacer que las rocas y las piedras se movieran de su sitio y lo siguieran.
    Un día muy desafortunado su bella esposa Eurídice, como era periodista, quería ir a un lugar en el que se tenía que motar dos o tres veces en el metro. Y, entonces, se perdió. Cuando Orfeo se dio cuenta de que su esposa había desaparecido en el metro fue a buscarla rápidamente y, en medio de la búsqueda, se encontró con el dios del metro, Metrópolis. Orfeo le pidió que por favor lo ayudara a buscar a su esposa, y, como Metrópolis sabía adónde iban todos y cada uno de los metros y quién iba en ellos, pues aceptó a ayudar: los dos buscaron y buscaron sin descanso y al final, por fin, la encontraron.
    Orfeo le dijo a Metrópolis que la llevara a la tierra, pero Metrópolis le puso una condición: que no la mirara hasta que estuviera a salvo bajo el sol.
    Así pues, Orfeo se marchó alegremente tocando y cantando. Eurídice lo siguió, pero Orfeo temió que lo estuvieran engañando y entonces se dio la vuelta y la miró y la perdió para siempre.
Rocío Macías Cárdenas. 1ºA

3.
    Además de ser un guitarrista de un grupo musical, Orfeo tocaba el piano tan bien que no sólo podía hacer callar a los bebés del hospital al que solía ir, sino que podía atraer a todas las chicas de su alrededor.
    Un día muy desafortunado, su bella novia, una estudiante de Secundaria, Eurídice, pisó una serpiente dormida, que al despertarse la mordió. Un muchacho que pasaba por allí vio a la muchacha y la llevó al hospital. Este informó a Orfeo de lo que le había pasado a Eurídice, y en seguida salió a buscarla.
    Orfeo llegó al hospital, pero no encontraba a la joven. Preguntó a todos los médicos, pero no le decían nada. Después de tanto buscarla, la encontró. Un médico le dijo que solo podía entrar a verla si no la tocaba.
    Entró, estuvo hablando con ella, pero no pudo contener las ganas de besarla y su último beso hizo que la pobre muchacha muriera.
Aida Serrano Romero. 1ºA

4.
    Érase una vez en un pueblo muy lejano un joven guitarrista de un grupo. Se llamaba Orfeo. Un día, mientras caminaba se encontró con una chica de tal belleza que se enamoró de ella.
    Orfeo estuvo investigando el nombre de la joven. Se llamaba Eurídice, era una periodista que entrevistaba sobre todo a grupos musicales. A Orfeo se le ocurrió una idea: hacer un concierto y que Eurídice lo entrevistara.
    Al cabo de unos días dio el concierto y, al final, Eurídice lo entrevistó, le hizo una serie de preguntas y cuando se miraron directamente a los ojos, se enamoraron.
    Un día, ya novios, estaban los dos juntos en un prado. La mala suerte hizo que a Eurídice le mordiera una serpiente y se murió. Orfeo no podía soportarlo, así que fue al bosque de los muertos. Llegó al final y el rey Hades le dijo: “Debes pasar por el mismo camino, pero sin mirar ni hablar a Eurídice”. Orfeo aceptó, pero ya a escasos metros del final, Orfeo no pudo resistirse y, mientras se volvía para atrás, gritó: “¡Eurídice, te he echado de menos!”. No cumplió la promesa y el rey Hades se llevó a Eurídice para siempre.
Julián Díaz Pozo. 1ºC

5.
    Orfeo era el guitarrista de un grupo de rock llamado “Monkeys”. Era muy famoso, porque aparte de tocar la guitarra, cantaba en directo y su voz era impresionante. Tenía una novia llamada Eurídice, una joven periodista, la única persona que sabía que Orfeo no era un chico normal, sino un héroe que poseía un libro de hechizos.
    Eurídice emprendió un viaje a un bosque situado en la ladera de una montaña con sus amigas. Lo que empezó siendo una ilusión terminó con un triste final. Eurídice fue a buscar leña y al coger un trozo salieron escorpiones venenosos. Eurídice tiró la madera y observó que en su hombro había un escorpión. Asustada lo cogió y logró quitárselo, pero en el suelo había más y la mordieron.
    Mientras tanto, Orfeo estaba en casa practicando hechizos. Cuando el teléfono sonó dejó el libro y contestó. Le dieron la noticia. Se quedó estupefacto y se le cayó el teléfono. Cogió el libro y se dirigió al hospital.
    Los médicos le dijeron que no había esperanzas y que Eurídice se moriría envenenada. Orfeo marchó al mundo de los muertos, hechizó a Cerbero con su libro de hechizos, hechizó a Caronte para que lo llevara al otro lado del río de los muertos sin cobrarle nada. Llegó hasta Hades y este le propuso un trato: le devolvería a su novio a la tierra de los vivos si no la miraba a los ojos.
    Orfeo cogió a Eurídice sin mirarla a los ojos y la ayudó a salir de la camilla con poco esfuerzo. Orfeo pensó que quizás sería una trampa y no muy confiado la miró a los ojos. Eurídice se paró de lleno y miró a Orfeo. Al instante se le salieron los ojos y cayeron al suelo. Orfeo la perdió para siempre.
Víctor Cardeñas Onieva. 1ºA

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